Despierta un gigante dormido: terremotos en Kamchatka reactivan volcán tras 450 años
El volcán Kracheninnikov, inactivo desde el siglo XVI, entró en erupción tras un potente sismo en la península rusa de Kamchatka, mientras Indonesia también enfrenta un nuevo episodio de intensa actividad volcánica.
Una cadena de terremotos en el Lejano Oriente ruso ha reactivado al volcán Kracheninnikov, dormido desde hace 450 años.
Este coloso, de más de 1.800 metros de altura y ubicado en la sismológicamente activa península de Kamchatka, comenzó a emitir una columna de ceniza de seis kilómetros de altura, visible desde decenas de kilómetros a la redonda. Las autoridades rusas confirmaron que la pluma se desplaza hacia el este, en dirección al océano Pacífico, sin amenazar por ahora a poblaciones ni turistas.
Kamchatka, conocida por su actividad geológica extrema, alberga más de treinta volcanes activos y se asienta en el cruce de las placas tectónicas del Pacífico y Norteamérica. El reciente sismo de magnitud 6,8 en las cercanas islas Kuriles parece haber desencadenado esta erupción, la segunda en pocos días: el miércoles también entró en erupción el volcán más alto de Eurasia.
El Ministerio de Situaciones de Emergencia reportó además la aparición de una fisura en uno de los flancos del Kracheninnikov, con la formación de un domo de lava y liberación de gases, lo que indica que la actividad volcánica podría intensificarse en las próximas horas.
Simultáneamente, Indonesia enfrenta una nueva erupción del volcán Lewotobi Laki-Laki, en la isla de Flores, donde una columna de cenizas alcanzó los 18 kilómetros de altura. Este es el tercer episodio eruptivo del monte en apenas tres meses. Las autoridades locales declararon la alerta máxima y pidieron a los residentes mantenerse alejados de los cauces fluviales por riesgo de lahares —flujos de lodo volcánico provocados por las lluvias—, y utilizar mascarillas ante la densa nube de cenizas.
Ambas regiones, ubicadas en el denominado Anillo de Fuego del Pacífico, siguen bajo estricta vigilancia por el riesgo de nuevos movimientos sísmicos y erupciones volcánicas.